La cancelación de Cosa Pública

Cosa PúblicaPor Rubén Martín

Cosa Pública fue cancelada de manera tajante, abrupta e injusta el lunes 19 de agosto de 2013. El programa de análisis político de Radio Metrópoli salió al aire el 14 de febrero de 2005. En ocho años y medio que duró, estuve acompañado por mis amigos Rubén Alonso (febrero 2005-febrero 2007), Agustín del Castillo (marzo 2007-noviembre 2011) y Jesús Estrada.

La cancelación de Cosa Pública fue ordenada directamente por el dueño de la empresa, Alejandro Díaz Romo, según nos lo hizo saber el director de Radio Metrópoli, Roberto Ruvalcaba Barba, primero en conversación telefónica la mañana del mismo lunes 19 de agosto, y posteriormente en sus oficinas a las que fuimos citados Jesús Estrada y yo.

La empresa no ha explicado públicamente sus razones para cancelar el espacio. Simplemente lo sacó del aire y continuó con la programación anterior, faltando el respeto a los radioescuchas.

Esta es la justificación que se nos ofreció: 1) que la empresa no atraviesa una buena situación económica y, 2) que Radio Metrópoli necesita más espacios de información y menos de opinión.

Ambas razones me parecen injustificadas y así se lo hice saber al director. Si bien Radio Metrópoli se caracteriza por ser una de las empresas que mejor paga en la ciudad, la modesta nómina mensual que percibíamos no ponía en riesgo la economía de la empresa. El argumento de que se necesitaba más información y menos opinión, tampoco se sostiene: con frecuencia el programa generó notas informativas.

Ante la debilidad de estos argumentos, pregunté al director si había presión o petición de un gobierno o políticos para tomar dicha decisión. Respondió que no. Debo decir que durante ocho años y medio que duré en la estación me enteré de presiones que la empresa y el dueño resistieron. Por eso sorprende más la cancelación del programa. Ante la debilidad de los argumentos que ofrece la empresa, no me queda más que suponer que hay otras razones. Pero solo queda suponerlo.

Lamento que la cancelación abrupta de Cosa Pública dañe la reputación de Radio Metrópoli, porque conozco la honestidad y congruencia de reporteros, conductores, trabajadores y directivos de esa estación, y porque hasta antes de la cancelación del espacio radiofónico, siempre encontré respeto y libertad para elegir temas, invitados y expresar opiniones al aire.

La cancelación del programa, decidida por la empresa, ha sido percibida por los radioescuchas como una censura. Con la decisión arbitraria de la empresa no solo se afectan nuestros derechos laborales, sino un bien público como es el derecho a la información y la pluralidad de voces. Si Cosa Pública se veía como un espacio plural y crítico no se debía solo a las voces ante el micrófono, sino a las personas entrevistadas, a las historias contadas, a los movimientos sociales que encontraban un espacio para expresarse, y al auditorio que llamaba y escuchaba el programa sin cambiar de estación.

Las muestras de apoyo y solidaridad que se han manifestado por la cancelación de Cosa Pública confirman que no se trata de un asunto de dos periodistas, sino de un derecho colectivo y de la exigencia de una respuesta a una decisión empresarial. Es una defensa por el derecho a que se escuchen en los medios informativos del estado voces y posturas disonantes y críticas. Tanto en la radio como en los medios de la ciudad imperan los espacios que no cuestionan al poder y que no abren los micrófonos a los movimientos sociales.

La cancelación abrupta de Cosa Pública saca a relucir otro punto: las condiciones precarias y de inseguridad con que se ejerce el periodismo. Siempre estuvimos contratados por honorarios; nadie nos forzó a ello, pero tampoco debemos acostumbrarnos a ejercer esta profesión de modo tan precario. Es injusto levantarse un día con el compromiso de sacar al aire un programa y que ese mismo día se notifique que se cancela. Es una condición de precariedad laboral que no debería existir para los periodistas y tampoco en ningún otro oficio.

Cosa Pública nació de la amable invitación de Roberto Ruvalcaba a principios de 2005. La idea era que el programa dedicara a la información y análisis de la política local y nacional. Desde las charlas iniciales tanto Rubén Alonso como yo propusimos que el abordaje no se restringiera a la política profesional, es decir, las actividades de gobiernos, partidos y políticos de carrera, sino que se entendiera la política de un modo amplio. De ese modo en Cosa Pública (un nombre propuesto por nosotros) pasaron los protagonistas de la clase política, pero también los representantes de los movimientos sociales de los años recientes.

Todas estas voces encontraron oídos atentos y respetuosos del otro lado de los micrófonos. El auditorio de Radio Metrópoli siempre respondió con sus llamadas y comentarios. No hubo un solo día de Cosa Pública sin llamadas de los radioescuchas.

Gracias a todos ustedes. No decidimos salir de Radio Metrópoli, pero sí queremos seguir en el cuadrante. Hay propuestas para que Cosa Pública siga al aire. Ya avisaremos si se concretan. Muchas gracias a quienes se han solidarizado, a quienes han cuestionado una decisión empresarial, a quienes exigen un derecho.

Nos seguimos escuchando…