A Elba Esther, un quinazo sin muertos

Foto: La Jornada
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Rubén Martín / El Economista, 10 diciembre 2012

El acto de ayer en el que el gobierno de Enrique Peña Nieto presentó su proyecto de reforma educativa, acompañado de sus aliados coyunturales los presidente del PAN y del PRD, puede considerarse como un equivalente al golpe que Carlos Salinas de Gortari asestó al poder de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, entonces líder del sindicato petrolero del país, en enero de 1989.

El acto de ayer en el que el gobierno de Enrique Peña Nieto presentó su proyecto de reforma educativa, acompañado de sus aliados coyunturales los presidente del PAN y del PRD, puede considerarse como un equivalente al golpe que Carlos Salinas de Gortari asestó al poder de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, entonces líder del sindicato petrolero del país, en enero de 1989.

El proyecto de reforma educativa presentado por Peña Nieto es un quinazo sin muertos en contra de Elba Esther Gordillo Morales, porque a diferencia del golpe dado por Salinas a La Quina, en este no ha habido muertos, ni detenidos; no obstante, en el fondo el sentido del mensaje es el mismo: el Estado intentará recuperar espacios de influencia manejados por líderes sindicales.

Hace tiempo, mucho tiempo, que distintos sectores de la sociedad cuestionaban y criticaban el control que la maestra ejerce directamente sobre el SNTE y a través de este gremio, en el sistema educativo nacional.

Desde 1989 la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) cuestionó la imposición de Elba Esther Gordillo. No obstante, durante muchos años, la maestra fue consentida y premiada por gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de facto fue aliada de los gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN).

Conviene recordar que Elba Esther Gordillo no llegó mediante un proceso democrático de deliberación de los maestros, sino impuesta por Carlos Salinas, quien aprovechó una amplia movilización de la CNTE en los primeros meses de 1989 para quitar a Carlos Jonguitud e imponer a Elba Esther Gordillo al frente del sindicato más numeroso y poderosos del país.

Curiosamente, si bien la dirigente del SNTE fue llevada al poder por un gobierno priista, fueron los gobiernos de los panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa quienes más poder y espacios de poder formar cedieron a la cacique del SNTE.

A los viejos reclamos de los maestros disidentes se fueron sumando al paso de los años los reclamos de padres de familia, de académicos, periodistas y finalmente se fueron añadiendo empresarios y ahora, hasta el final, los partidos políticos.

El declive político de la maestra Elba Esther Gordillo Morales ha sido patente desde hace al menos un año.

A pesar que durante dos décadas el control que la maestra ejerció sobre el SNTE fue funcional al sistema político, en la elección presidencial de este año comenzó a ser evidente que Elba Esther Gordillo era un fardo para el nuevo gobierno.

Salvo sus familiares y sus incondicionales, nadie llorará la ausencia del Elba Esther en el magisterio. Si bien en el acto del lunes en el museo de Antropología se delinearon los puntos de dicha reforma, falta revisar en detalle el contenido de la reforma al artículo 3º constitucional que se está proponiendo.

Si bien muchos aplaudirán a Peña Nieto por desafiar a la maestra, conviene recordar el propósito del quinazo hace 23 años. El desafío de Carlos Salinas al poder de La Quina, fue el primero de una de serie golpes político-mediáticos que con el pretexto de recuperar porciones de control del país para el Estado, resultaron en una concentración del poder en a la figura presidencial. Todo indica que estamos ante un proceso semejante de restauración de la vieja presidencia poderosa; no hay que olvidar que Carlos Salinas es uno de los mentores de Peña Nieto. La historia parece repetirse, solo que con otras caras.

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